Unas humildes cuevas excavadas por la Naturaleza en un talud de roca travertínica, cerca del pueblo de Serinyà, han escondido durante milenios el secreto de los habitantes de estos parajes.
Un terremoto y la erosión del agua en una roca blanda provocaron que el techo de las cuevas se desplomara en gran parte, encerrando en su interior objetos y restos de sus pobladores.